Vivir en una Gran Ciudad – ¿Vale la Pena Tanto Estrés?

vivir en una gran ciudad

 

El cambio de milenio lo viví en España. Este era ya el tercer país en el que vivía y como estaba en Madrid era la tercera ciudad capital en la cual habitaba. Había vivido en Bogotá, había vivido en Quito (la capital de Ecuador) y ahora estaba viviendo en la capital española. Las tres tenían similitudes. Eran capitales, eran muy pobladas (Bogotá 6 millones, Quito 2 millones y Madrid 3 millones), eran ciudades muy agitadas, pasaban muchas cosas y todas al mismo tiempo y en general eran ciudades de mucho estrés.

vivir en una gran ciudadYo tenía un trabajo glamoroso; mi labor consistía en buscarle trabajo a los ejecutivos  y directivos de las empresas. Es lo que en el mundo empresarial se conoce como Head Hunter… qué sofisticado suena… y yo me sentía importantísimo. Cuando me le presentaba a las personas, todos querían congraciarse conmigo pues sabían que yo era el canal por medio del cual ellos podrían acceder al trabajo de sus sueños. Tenía el poder de entrevistar a los candidatos y decidir a cuál de ellos presentar en las empresas. Era un trabajo que me encantaba pues tenía la posibilidad de conocer a muchas buenas personas y de ayudarlas a mejorar y a realizarse como profesionales. Qué podía ser mejor que eso… Era un trabajo muy bien pagado, con buenas bonificaciones, y venía con un carro último modelo. Yo me sentía en el cielo!

Pese a todo lo anterior, tenía un componente de estrés muy alto pues había que cumplir con una cuota mínima y había que generar unos ingresos suficientes que permitieran pagar ese estilo de vida. En Bogotá y en Quito había sido igual. Cada trabajo exigía un sacrificio alto en términos de tiempo, de estrés y de tiempo en familia y empecé a preguntarme si valía la pena y si lo ameritaba.

Un día al salir de la oficina me hice la siguiente reflexión: “¿y si me pisa un bus y me muero, qué pasa?”

Lo que más me sorprendió fue mi propia respuesta: seguramente no pasa nada. A mi hermana, con quien vivía en ese momento, le darán una palmada en la espalda. Le dirán lo buena persona que fui y la falta que les haré. Luego se darán la vuelta y me encontrarán reemplazo en un abrir y cerrar de ojos.

Luego se darán la vuelta y me encontrarán reemplazo en un abrir y cerrar de ojos.

Esa imagen me resultó aterradora! Todo lo que había hecho, todo por lo que había trabajado, todos los trancones que había soportado para ir de un lugar a otro, todos los sacrificios que había hecho, todo por lo que me había estresado podía desaparecer de un momento para otro y a muy pocos  les iba a importar realmente. ¿De qué servía haber sido el súper gerente, el súper ejecutivo, el súper empleado? ¿Habrá valido la pena?

En ese momento para mi fue evidente que estaba viviendo una vida que no me hacía del todo feliz. Tenía muy buenos ingresos, tenía un carro último modelo, viajaba con frecuencia, vivía a la última moda, comía en restaurantes deliciosos… pero algo faltaba: El sentido.

Fue entonces que tracé un plan que se ha convertido en mi Norte, en mi meta y en mi propósito de vida. A partir de ese momento dije:

“Quiero vivir en una ciudad intermedia. Una ciudad que esté creciendo; donde yo pueda aportar a su crecimiento y crecer con ella.”

Como por arte de magia mi vida cobró un sentido que antes no tenía.  Ahora era cuestión de elegir el destino final, debía definir cuál sería esa ciudad intermedia. Sin yo darme cuenta, la Ley de Atracción empezó a obrar.

A los pocos meses conocí a Lina María, una colombiana que estaba haciendo su maestría en administración de empresas en el Instituto de Empresa de Madrid. Lina no solo es bonita e inteligente sino que tiene el mejor sentido del humor que haya visto en alguna persona. A los tres meses, le dije a mi hermana Camila, que había conocido a la persona con la que quería pasar el resto de mis días y compartir todas mis aventuras. Y en efecto, Lina se ha convertido en esa gran amiga, confidente, compañera y socia con quien he desarrollado muchos proyectos empresariales. En algunos hemos triunfado, en algunos hemos fracasado pero todos nos han acercado a la meta de vivir en una ciudad intermedia, ayudar a su crecimiento y crecer con ella.

El día que compartí con Lina mi meta y mi propósito de vida, me dijo: “Te tengo el lugar perfecto” y se dedicó las siguientes semanas a hablarme del lugar del que ella venía: Pereira. Me la vendió tan bien que al poco tiempo le dije: “Listo! Es un plan. Regresemos!”

AL GRANO

Descubra el Sentido de su vida. El mundo en el que vivimos y la época en la cual vivimos no nos deja demasiadas oportunidades para detenernos a pensar pero es necesario hacerlo. Es importante que deje de hacer lo que está haciendo y se tome unos minutos para pensar en por qué lo está haciendo. ¿Cuál es su fin último? ¿Sus actividades giran en torno a lo que la gente espera de usted o giran en torno a lo que usted quiere y por lo tanto realiza esas actividades?

La pregunta más importante que usted debe hacerse es la siguiente: ¿Qué es lo quiero, qué es lo que realmente quiero?

Hay que saber vivir la vida a tiempoTodas las respuestas son válidas pues finalmente son las respuestas que usted le da a su vida. Pero asegúrese de que sean las respuestas adecuadas. Que sean las respuestas que llegan al meollo del asunto. Que sean respuestas que descubran sus verdaderos anhelos, necesidades, gustos y ambiciones. Que sean las suyas! No unas impuestas por una sociedad o por un círculo social o por un ambiente de trabajo. Que sean sus propias respuestas… Pregúntese una y otra vez, qué es lo que quiere, por qué lo quiere, para qué lo quiere, qué sentido tiene tener eso, qué va a hacer cuando lo tenga (o alcance).

Yo también quiero tener unos buenos ingresos, tener una casa grande, vivir en un buen barrio, tener el carro de lujo, tener buenos amigos, disfrutar a mi familia, pasar tiempo con mi esposa, tener un club. Pero hay algo que quiero por encima de todo eso: Quiero disfrutar la vida a tiempo. Quiero disfrutar del trayecto, quiero disfrutar de lo que implica llegar a tener todas esas cosas materiales, quiero disfrutar el proceso de formar una familia, quiero disfrutar lo que implica alcanzar cada una de esas metas. Eso es lo que realmente quiero. Y en mi caso, eso no lo puedo hacer desde un trancón, o “atornillado” a un escritorio, o viviendo una vida impuesta y no elegida. Es el trayecto lo que realmente es inspirador y motivante.

TAREA

Tómese el tiempo de pensar cuál es el sentido de su vida? Y en caso de que no le guste lo que vea, tómese el tiempo para diseñar mentalmente el sentido de su vida. Cuando lo tenga claro, piense si el sentido de su vida lo puede desarrollar a cabalidad desde donde está o si es necesario buscar otro sitio para llevarlo a cabo. En mi caso fue así. Yo tuve que desacomodarme para acomodarme.

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Por Andres Lobo-Guerrero

Andrés Lobo-Guerrero es el especialista de confianza al que acuden las personas que quieren mejorar sus habilidades de liderazgo y dejar un legado. Tiene el don de ver patrones y rasgos que la mayoría de personas no ve; sabe enfrentar la incertidumbre y hace las preguntas que muchos no se atreven a hacer.

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